sexta-feira, 3 de setembro de 2010

AD10S Diego



27-07-2010 Ya está, Maradona no es más el técnico de la Selección. Se juntó con Grondona, quien forzó su alejamiento al decirle que sólo podía seguir sin varios de sus ayudantes. Una salida hot. ¿Batista dirige el 11/8 contra Irlanda?


Que sí, que no, que sí... ¡que no! No, Maradona ya no es más el técnico de la Selección. El mejor jugador de todos los tiempos, el ídolo de la 10, el que levantó la copa en el 86, se quedó sin el lugar en el que quería seguir. Es verdad que él fue quien tomó la decisión de irse, adelantada por Olé desde temprano, tan cierto como que Grondona lo forzó a que se fuera.


Tardó en darse la reunión post Mundial. Porque Maradona, antes que definir su futuro, antes de atender al presidente de AFA (estuvieron en contacto sólo a través de un intermediario), la semana pasada se fue para Venezuela a ver a Chávez. Volvió el fin de semana y en la madrugada del lunes metió presión públicamente, advirtiendo por TV que si le tocaban a alguno de sus colaboradores, él se iba sin dudarlo. A horas de encontrarse con Grondona, hasta se animó a decir que iba a pedir sumar a Ruggeri al cuerpo técnico, más allá del enfrentamiento del Cabezón con don Julio.


Seguramente con estas frases del ex Diez retumbando en sus oídos, Grondona se juntó con Maradona en Ezeiza, al mediodía. Y justamente le dijo que su idea era que siguiera, ¡pero sin el utilero, sin el doctor, sin sus ayudantes! Y cosa juzgada: Diego dio media vuelta y así cerró su historia en la Selección, aunque aún no se hizo oficial, claro. Falta que lo oficialicen después de la reunión de Comité Ejecutivo, en la que Grondona contará la situación. ¿Quién vendrá ahora? La gente pide a Bianchi. ¿Quién dirigirá en el amistoso del 11 de agosto con Irlanda, en Dublín? Puede ser Batista, hoy con el Sub 20 en Paraguay.


No hubo voces oficiales, de Maradona ni de Grondona. Después del golpazo del Mundial, Diego no se había mostrado autocrítico, si hasta dijo que nunca volverá a ver el partido con Alemania y que el problema había sido sólo ese partido. Quería revancha, quería la Copa América 2011, por qué no el Mundial 2014. Pero justamente con una frase maradoniana, Grondona lo dejó en "en bolas en el Obelisco.